El Acuerdo de Unidad I para Superar la Emergencia Económica (AUSEE), elaborado al cierre de 1994 por los sectores empresarial, obrero y campesino fue puesto en marcha por la administración del entonces presidente entrante Ernesto Zedillo Ponce de León.
El Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 y la iniciativa de decreto que autoriza al primer mandatario efectuar la contratación de créditos o emisión de valores en el exterior, utilizando las garantías a que se refieren os acuerdos suscritos por el gobierno federal y por el de Estados Unidos, fueron dos de los pila res del plan de contingencia.
De esta manera, se obtuvieron 26 mil 500 millones de dólares liara canjear o refinanciar los "Tesobonos" con la garantía de un gobierno extranjero, como parte del convenio para alcanzar la estabilización de la economía mexicana.
En diciembre de 1998, el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) presentó la propuesta de la Ley de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), cuya vigencia se ha extendido hasta nuestros días.
Uno de sus objetivos es el de proporcionar a las instituciones, en beneficio de los ahorradores, un sistema para la protección del ahorro bancario que garantice el pago, a través de la asunción por parte del IPAB, en forma subsidiaria y limitada, de las obligaciones garantizadas a cargo de dichas instituciones.
Otro de sus propósitos es el de administrar los programas de saneamiento financiero que formule y ejecute en beneficio de los ahorradores y usuarios de las instituciones y en salvaguarda del sistema nacional de pagos.
En esencia, el IPAB vino a suplir al Fondo de Protección al Ahorro Bancario (Fobaproa), al asumir sus pasivos mediante un programa que los bancos participantes tenían la opción de aceptar o no aceptar.
Los principales bancos del país optaron por el Nuevo Programa, que contemplaba la reducción del costo fiscal, con lo que su relación con el Fobaproa dejó de existir para ser sustituida por el IPAB.
Metodologías elaboradas por diversas instituciones han buscado determinar el costo incurrido por parte del gobierno federal en su intervención para rescatar al sistema bancario y la cifra ha oscilado entre el 15 y el 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el mismo auditor especial Michael W. Mackey divulgaron estimaciones dentro del rango arriba reflejado para un monto que ampliamente superaba las 500 mil millones de pesos.
Las crisis no han sido exclusivas de países en vías de desarrollo, ya que las naciones avanzadas no han estado exentas de las turbulencias financieras que han golpeado a los mercados financieros.
En los últimos años, España, Estados Unidos, Ghana, Japón, Suecia, Argentina, Brasil, Rusia, Turquía, México y los países de la Cuenca del Pacífico, entre otros, han sido víctimas de crisis financieras que en algunos lugares han sido repetitivas.
La crisis de 1994-95, a raíz de la cual surge el IPAB, también creó la necesidad de defender los intereses de los pequeños ahorradores del país, lo que dio lugar a la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Al detectar desventajas entre los pequeños ahorradores frente a las instituciones financieras, el Poder Legislativo determinó que las funciones de supervisión del sector incluían la protección de los intereses del público usuario.
El Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 y la iniciativa de decreto que autoriza al primer mandatario efectuar la contratación de créditos o emisión de valores en el exterior, utilizando las garantías a que se refieren os acuerdos suscritos por el gobierno federal y por el de Estados Unidos, fueron dos de los pila res del plan de contingencia.
De esta manera, se obtuvieron 26 mil 500 millones de dólares liara canjear o refinanciar los "Tesobonos" con la garantía de un gobierno extranjero, como parte del convenio para alcanzar la estabilización de la economía mexicana.
En diciembre de 1998, el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) presentó la propuesta de la Ley de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), cuya vigencia se ha extendido hasta nuestros días.
Uno de sus objetivos es el de proporcionar a las instituciones, en beneficio de los ahorradores, un sistema para la protección del ahorro bancario que garantice el pago, a través de la asunción por parte del IPAB, en forma subsidiaria y limitada, de las obligaciones garantizadas a cargo de dichas instituciones.
Otro de sus propósitos es el de administrar los programas de saneamiento financiero que formule y ejecute en beneficio de los ahorradores y usuarios de las instituciones y en salvaguarda del sistema nacional de pagos.
En esencia, el IPAB vino a suplir al Fondo de Protección al Ahorro Bancario (Fobaproa), al asumir sus pasivos mediante un programa que los bancos participantes tenían la opción de aceptar o no aceptar.
Los principales bancos del país optaron por el Nuevo Programa, que contemplaba la reducción del costo fiscal, con lo que su relación con el Fobaproa dejó de existir para ser sustituida por el IPAB.
Metodologías elaboradas por diversas instituciones han buscado determinar el costo incurrido por parte del gobierno federal en su intervención para rescatar al sistema bancario y la cifra ha oscilado entre el 15 y el 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el mismo auditor especial Michael W. Mackey divulgaron estimaciones dentro del rango arriba reflejado para un monto que ampliamente superaba las 500 mil millones de pesos.
Las crisis no han sido exclusivas de países en vías de desarrollo, ya que las naciones avanzadas no han estado exentas de las turbulencias financieras que han golpeado a los mercados financieros.
En los últimos años, España, Estados Unidos, Ghana, Japón, Suecia, Argentina, Brasil, Rusia, Turquía, México y los países de la Cuenca del Pacífico, entre otros, han sido víctimas de crisis financieras que en algunos lugares han sido repetitivas.
La crisis de 1994-95, a raíz de la cual surge el IPAB, también creó la necesidad de defender los intereses de los pequeños ahorradores del país, lo que dio lugar a la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Al detectar desventajas entre los pequeños ahorradores frente a las instituciones financieras, el Poder Legislativo determinó que las funciones de supervisión del sector incluían la protección de los intereses del público usuario.
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