Por segundo sexenio consecutivo, el último informe del presidente en turno se destacaba por una noticia de enormes implicaciones para la vida económica, financiera y política de México.
El 1 de septiembre de 1976, entonces primer mandatario, Luís Echeverría Álvarez, daba a conocer la devaluación de la moneda nacional luego de haber sostenido una paridad fija en $12.50 por dólar durante 22 años.
En esa misma fecha, pero en 1982, el presidente saliente José López Portillo entregaba su último informe de actividades frente al poder ejecutivo, al anunciar la nacionalización de la banca y el establecimiento del control generalizado de cambios.
Los decretos correspondientes a ambas medidas se habían firmado tan solo horas antes en la residencia oficial de los pinos en una sesión que se baso en lo que fue descrito como dos desequilibrios: el deterioro de las relaciones económicas del país con el extranjero y el desmoronamiento de las finanzas públicas.
En el recinto legislativo, las fracciones parlamentarias presentes con excepción de los partidos acción nacional y demócrata de México, expresaron su beneplácito ante la decisión, axial como las agrupaciones obreras y campesinas.
Al coincidir con lo divulgado por su antecesor, el entonces presidente electo Miguel de la Madrid y Hurtado, afirmo que con esa acción “el estado no puede permitir el avance de situaciones criticas que amenacen con daños graves al interés nacional y particularmente al de las mayorías de nuestro pueblo”.
Carlos Abedrop Dávila estaba al frente de la ABM y, al termino del informe presidencial señalo: “como mexicano discrepo del diagnostico de la crisis que hizo el señor presidente y, sobre todo, de sus apreciaciones sobre la banca privada las cuales son injustas e infundadas”.
Agrego que con la decisión “se agravara la crisis económica que afronta el país además de impedir la solución del problema, ya que la banca no cuenta con recursos y lo único que se nacionaliza es el elevado endeudamiento en dólares de la banca privada”.
El día 3, un desplegado de parte del consejo coordinador empresarial acuso a la política oficial de ser la principal causante de la crisis y justifico a los llamados saca dólares, los cuales solo contribuyeron a la crisis tras haber perdido “la confianza en sus gobernadores”.
El organismo añadió que debido al fracaso de su política económica, “el gobierno busca a quien culpar de una situación de la que la banca no es responsable”, y destaco que “definitivo a la actividad empresarial privada y una señal clara de la entrada del país al socialismo”.
En la prensa extranjera, el Washington Post menciono que “la nacionalización de sistema bancario era necesaria el presidente López Portillo la decidió para asegurarse para que el control de cambios seria realmente puesto en vigor”.
El New Cork Times dijo que la medida “agravo a los bancos estadounidenses”, mientras que el Financial Times comentaba que las “drásticas medidas perseguían de tener la especulación contra la moneda”, el diario parisiense le monde apunto que “las medidas adoptadas en México son un precedente para el tercer mundo”, aunque concluyo diciendo que “La expropiación rima con nacionalismo y mucho mas con socialismo”.
El 1 de septiembre de 1976, entonces primer mandatario, Luís Echeverría Álvarez, daba a conocer la devaluación de la moneda nacional luego de haber sostenido una paridad fija en $12.50 por dólar durante 22 años.
En esa misma fecha, pero en 1982, el presidente saliente José López Portillo entregaba su último informe de actividades frente al poder ejecutivo, al anunciar la nacionalización de la banca y el establecimiento del control generalizado de cambios.
Los decretos correspondientes a ambas medidas se habían firmado tan solo horas antes en la residencia oficial de los pinos en una sesión que se baso en lo que fue descrito como dos desequilibrios: el deterioro de las relaciones económicas del país con el extranjero y el desmoronamiento de las finanzas públicas.
En el recinto legislativo, las fracciones parlamentarias presentes con excepción de los partidos acción nacional y demócrata de México, expresaron su beneplácito ante la decisión, axial como las agrupaciones obreras y campesinas.
Al coincidir con lo divulgado por su antecesor, el entonces presidente electo Miguel de la Madrid y Hurtado, afirmo que con esa acción “el estado no puede permitir el avance de situaciones criticas que amenacen con daños graves al interés nacional y particularmente al de las mayorías de nuestro pueblo”.
Carlos Abedrop Dávila estaba al frente de la ABM y, al termino del informe presidencial señalo: “como mexicano discrepo del diagnostico de la crisis que hizo el señor presidente y, sobre todo, de sus apreciaciones sobre la banca privada las cuales son injustas e infundadas”.
Agrego que con la decisión “se agravara la crisis económica que afronta el país además de impedir la solución del problema, ya que la banca no cuenta con recursos y lo único que se nacionaliza es el elevado endeudamiento en dólares de la banca privada”.
El día 3, un desplegado de parte del consejo coordinador empresarial acuso a la política oficial de ser la principal causante de la crisis y justifico a los llamados saca dólares, los cuales solo contribuyeron a la crisis tras haber perdido “la confianza en sus gobernadores”.
El organismo añadió que debido al fracaso de su política económica, “el gobierno busca a quien culpar de una situación de la que la banca no es responsable”, y destaco que “definitivo a la actividad empresarial privada y una señal clara de la entrada del país al socialismo”.
En la prensa extranjera, el Washington Post menciono que “la nacionalización de sistema bancario era necesaria el presidente López Portillo la decidió para asegurarse para que el control de cambios seria realmente puesto en vigor”.
El New Cork Times dijo que la medida “agravo a los bancos estadounidenses”, mientras que el Financial Times comentaba que las “drásticas medidas perseguían de tener la especulación contra la moneda”, el diario parisiense le monde apunto que “las medidas adoptadas en México son un precedente para el tercer mundo”, aunque concluyo diciendo que “La expropiación rima con nacionalismo y mucho mas con socialismo”.
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